Los bosques de Nyx, de Javier Tomeo, se estrenó el 28 de marzo en el Teatro Principal de Zaragoza.

Dirigido por Marián Pueo.

miércoles, 28 de febrero de 2007

A un mes

Hoy, 28 de febrero, falta un mes exactamente para el estreno de Los bosques de Nyx en el Teatro Principal de Zaragoza. Y hoy, oficialmente, se pasa el ecuador en la puesta en escena del espectáculo. Ya han hablado Hécuba, Helena, Casandra, Clitemnestra y Andrómaca. Esta tarde, en la tercera sesión de la serie maratoniana de ensayos, Penélope toma la palabra. Mañana hay pruebas de vestuario definitivas y el coro por fin está invitado. Tendrán que pensar en ir pidiendo hora para la depilación.

lunes, 26 de febrero de 2007

Quién es quién

En esta sección irán apareciendo los perfiles de los actores, seguidos de una breve entrevista, en la que cada uno aportará su punto de vista particular y personal del montaje, sus expectativas y nos contará qué papel interpreta en la obra.

domingo, 4 de febrero de 2007

Ensayos

Después de un parón de casi una semana, recuperamos el ritmo habitual de los ensayos en la nave de Teatro Che y moche, que está en Valdefierro y aunque la compañía sea de lo más acogedora hace un frío terrible. Teniendo en cuenta que las chicas empezamos la obra congeladas, el frío real nos ayuda a ponernos en situación.
El andamio sigue de pie a pesar de los golpes y empujones y los chicos del coro ya se hacen con el martillo y el montaje y desmontaje.
Esperamos tener fotos en breves.

Entrevista con Marián Pueo

Entrevistamos a la directora de Los bosques de Nyx el pasado domingo en su casa del casco histórico. Después de una investigación en los botones del portero automático y los buzones conseguimos llegar a la puerta de Marián Pueo, que nos recibió recién despertada de la siesta. Llevamos cerveza y ella puso algo de picar. No le apetecía demasiado hablar en serio un domingo por la tarde, además se escudaba en que yo conocía la mayoría de las respuestas y me dio permiso para responderlas yo misma. Me negué, le dije, porque entonces perdía valor testimonial y la entrevista carecía de sentido. Así que ella nos enseñó el último regalo que había recibido: un robot que limpia la casa al que ha cambiado de nombra un par de veces. Mandamos a mi acompañante y al robot a la cocina y empezamos la conversación un poco en serio.

- ¿Por qué elegiste Los bosques de Nyx?

-Porque estaba loca. Me parecía que la historia enganchaba y me gustaba que las protagonistas y narradoras fueran mujeres. Me gustó cuando la leí hace años e, incluso, la empecé a montar. Le cogí cariño a algo que no pude hacer en su momento y, al revisarlo, me gustó, pero en el momento en que tenía que plantearme la dramaturgia y la puesta en escena me asusté. No quería que fuera un montaje para que las actrices se lucieran, tampoco para lucirme yo como directora, sino encontrar un discurso común. Tal y como yo lo veo es un montaje coral. Lo que me interesa es lo mismo que le hace a Tomeo escribir la obra: el morbo que le producen esas mujeres, que también me lo producen a mí y, espero, que al público también. En ese sentido, el hecho de hacerlo en universitario es un factor que juega en nuestra contra, por la homogeneidad física, te mueves en márgenes de edad entre 19 y 25. El mito de la eterna juventud deriva en las tipologías, que empobrecen la realidad.

-¿Cómo construyes el espectáculo a partir del texto?

-Es un proceso muy largo. Primero tienes una idea que hay que madurar, reflexionar, enriquecer, te tienes que documentar. Yo veo películas, leo, escucho música; utilizo elementos externos que me ayuden a parir o a vomitar esa idea, a materializarla. Para este montaje, en concreto, no he leído aún La Odisea ni La Ilíada, sí Lisístrata, mucha mitología e Historia. A veces, las cosas más superficiales son las que más te ayudan. Por ejemplo, me ayudó un reportaje que saqué de una revista de Historia sobre Troya y los distintos asentamientos que hubo. No me gusta ver otras propuestas sobre el mismo texto, me interesa más ver cómo era Troya en el s.VIII a. C., aunque sea para acabar haciend un andamio. Es un trabajo en equipo en el cada uno aporta lo que eso le ha supuesto, lo que le sugiere, en definitiva, su visión. Eso lo vivo más intensamente yo porque doy los vistos buenos. Es interesante esa integración progresiva del equipo, cada uno entra en el proceso cuando tiene que hacerlo.

-¿De dónde sale la idea del andamio como escenografía?

-No sé, debe de ser algo que me pasó de pequeña. Siempre me ha gustado el mobiliario urbano. Joaquín Murillo, el diseñador del espacio escénico, respeta mis decisiones aunque no las comparta. Respeta mi "marcianidad", no sabe porqué lo quiero, pero lo acepta. En un montaje universitario lo puedo usar porque no busco la aprobación del público y los conceptos pueden ser más abstractos: el bosque puede ser lo que quieras que sea. No sé muy bien porqué, pero de una manera la imaginación fluye y de otra, no. Lo comercial marca límites, para bien o para mal.

-Este es tu segundo montaje en el Aula de teatro, además de una larga trayectoria con grupos universitarios como Quia teatro, o Acme. ¿Qué ventajas tiene respecto del teatro profesional?

-La de la no presión es falsa, porque yo tengo la presión de hacer algo que esté bien. Es una presión indirecta, hay más vértigo. Sí tiene la ventaja de la libertad, es decir, no es un montaje comercial que luego se vaya a vender. Hay un trabajo de mesa, de reflexión e intelectualización del espectáculo que en un proceso normal también existe, pero aquí los márgenes de libertad son más amplios, en un montaje profesional habría que encauzarlos. También creo que el Teatro Universitario ha marcado muchas cosas en los últimos 50 años, y no creo que lo que vamos a hacer sea nada pretencioso en ese sentido. También me parece muy interesante lo lúdico y pedagógico que existe en el teatro universitario y creo que hay que mantenerlo. Es un complemento a la formación académica que se recibe, es, además una época de aprendizaje y la experiencia es casi más importante que el resultado final. Supone un aprendizaje de la vida y del trabajo en equipo.