Las primeras sesiones se dedicaron al trabajo de mesa: lectura del texto y puesta en común. Se toman decisiones importantes que definen la dramaturgia y condicionan la puesta en escena. Todo el mundo opina, pero la desición la toma el director, en este caso Marián Pueo. También se habla del tono que tendrá la obra, que afecta directamente al trabajo de los actores.
Había que potenciar la ironía e intentar alejarse del cliché dramático para no reducirlo a algo estático y cuya única gracia reside en identificar a los personajes más conocidos, como Helena o Penélope. Se buscan estrategias dramatúrgicas, convenciones que dan fuerza a la situación, como por ejemplo, que aunque lleven treinta siglos muertas encerradas en un bosque, no han hablado entre ellas hasta ahora. Se necesita un ardid que resuelva y justifique el punto de partida. De esta manera, se potencia también la función desencadenante del mensajero. Por su parte, el coro, cumplirá su función tradicional de refuerzo y relación con el público pero desde una perspectiva nueva: la comicidad.
Había que potenciar la ironía e intentar alejarse del cliché dramático para no reducirlo a algo estático y cuya única gracia reside en identificar a los personajes más conocidos, como Helena o Penélope. Se buscan estrategias dramatúrgicas, convenciones que dan fuerza a la situación, como por ejemplo, que aunque lleven treinta siglos muertas encerradas en un bosque, no han hablado entre ellas hasta ahora. Se necesita un ardid que resuelva y justifique el punto de partida. De esta manera, se potencia también la función desencadenante del mensajero. Por su parte, el coro, cumplirá su función tradicional de refuerzo y relación con el público pero desde una perspectiva nueva: la comicidad.